Se siente rebonito: La Feria

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Sr. López 

Tía Estela era de las de Autlán y con su anatomía era capaz de echar a andar una locomotora nomás pasando cerca. Cuando dejó a su segundo marido y se puso de amante del primero, hubo comentarios picantes entre las señoras de la familia por la explicación que ella daba, tan fresca, diciendo que era culpa del segundo esposo quien a fuerza de hablar mal todos los días del primero, no la dejó olvidarlo y eso la llevó a hacer “comparaciones” (no daba detalles y ahí eran los comentarios pícaros).

Comparar en cuestiones electorales es riesgoso. Es imposible saber cómo hubiera resultado la consulta del domingo pasado, sin el apoyo de buena parte de la estructura del gobierno federal y la de algunos estados.

Lo que se antoja muy cuesta arriba es decir que los 15 millones de votos y pico, obtenidos a favor de que continúe en su puesto el Presidente, sean equivalentes a la mitad de los que consiguió en 2018, cuando recibió arriba de 30 millones de boletas a su favor, pues esos los consiguió contra todo y contra toda esperanza, por la sola fuerza de su palabra y su persistencia. Ante eso, los votos del domingo pasado parecen valer menos.

Sí, valen menos porque se obtuvieron pasados tres años y nueve meses después de las elecciones del 1 de julio de 2018, cuando asumió de facto el liderazgo nacional; no pueden valer lo mismo después de su reglamentaria conferencia diaria de prensa; después de incontables giras; después de la constante propaganda a su favor; después de la perseverante campaña de descrédito a todo lo que se le oponga; después de machacar comparando su gobierno con los del pasado reciente; y especialmente, después de las carretadas de dinero que ha entregado en programas sociales que, dicen, benefician a 23 millones de alegres tenochcas.

Si con pura saliva en 2018, levantó 30 millones de votos, ahora ya con tres años y cuatro meses de Presidente, sirviendo esforzadamente al pueblo desde su altísimo cargo, hubiera uno esperado que se alzara con más, muchos más votos que en su elección. Sí, frente a cada voto de 2018, los de este domingo parecen pocos, muy pocos.

Y muy pocos son porque si tan solo hubieran salido a votar a favor del Presidente dos personas por cada beneficiario de un programa social (el viejito y un hijo; el nini y una tía, por decir algo), hubiera cosechado 46 millones de votos y no poco más de 15 millones. Siempre ha sido mentira la lealtad política a toda prueba de los beneficiarios de programas sociales, si así fuera, el PRI jamás hubiera entregado el poder, y ya ve…Tal vez sea al revés y nos deberíamos sorprender por la enorme cantidad que son esos 15 millones de votos, y cosas de la vida, simultáneamente, por lo exigua que es. No son pocos 15 millones pero son nada frente al discurso oficial. Si el Presidente fuera la mitad de lo que él mismo o sus más fieles aduladores dicen de él, deberíamos haber visto este domingo abarrotar las casillas electorales a cuando menos la mitad de los 92 millones 823 mil 216 electores registrados: 46 millones 411 mil agradecidos ciudadanos emitiendo con entusiasmo su voto para que no se le revocara el mandato a su protector, redentor y transformador patrio y no los 15 millones 157 mil 996 que acudieron al llamado de las urnas a votar a su favor (ya con el 100% de las actas computadas).

Pero tampoco es cosa de sorprenderse, México es el único país del mundo en el que durante 70 años no votamos y sin rubores, se nos decía que votábamos por el PRI; único lugar del planeta en el que el gobierno rifa un avión, sin rifarlo, para luego ofrecerlo en renta, así como ahora se votó para que ocupe el cargo quien lo ocupa por haber ganado la elección para ocuparlo y llevarse la sorpresa de que ya solo la mitad siguen pensando que votaron bien en 2018. México no es el de 1930 al 2000, México es otro y es peligrosa para Morena la lógica de Morena en 2022… y para 2024, puede serles letal.

En la elección del año 2000, por la Jefatura de Gobierno del entonces DF, el actual Presidente se alzó con el 37.75%. En la elección presidencial del 2006, consiguió el 35.21%. En la del 2012, obtuvo el 32.61%. En el 2018, subió al 53.19 %… y este domingo, a su favor, votó el 91.86%, o sea, ¡que suene esa banda!, ¡a darle a las matracas!, ¡que lluevan confeti y serpentinas!¿No?… ¿cómo que no?… pues no, porque en el 2000 en la elección local del entonces DF, votaron por él un millón 600 mil; en 2006, ya en elección nacional, lo votaron 14.8 millones; en 2012, volvieron a votar por él 15.8 millones de electores; en 2018, se alzó con 30 millones 113 mil boletas; y ahora en esta consulta regresó a 15 millones 147 mil… en el camino perdió la mitad de sus votos, regresó a hace diez años, a 2012. Y eso, se vea como se vea es mala noticia, peor aún porque no tuvo competidor, era él frente a él, era un tiro directo sin portero… y la voló.

Por supuesto eran de esperarse las triunfales declaraciones tanto de él, como del Presidente de Morena y que achaquen al INE la magra cosecha de votos por su supuesto boicot, siendo ellos los que le regatearon el presupuesto. Pero así son y por lo que se ve ya a nadie engañan ni sorprenden.

Por lo pronto, por lo menos, ya sabemos que en Tabasco lo quieren en serio, es su tierra y también que la corcholata favorita no gana elecciones ni sin contrincante: doña Claudita logró un millón 325 mil votos para su líder de un padrón de 7 millones 610 mil 714 (el 17.4% de votos para su patrón)… mientras Chiapas aportó un millón 146 boletas para el Presidente, de un listado atomizado en todo el estado de 3 millones de 781 mil 631, nada menos que el 30.3%, casi el doble.Como sea, se impidió gracias al tenochca simplex, el inmenso peligro de quitar al Presidente y meter a México en la inútil turbulencia política de empezar la modita de quitar presidentes. Menos mal. Ya se verá si en 2025 se impulsa eliminar este añadido infame a la Constitución, capricho de uno que quiso ser elegido dos veces… es que se siente rebonito.

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